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miércoles, 15 de mayo de 2013

¿ QUIÉN VIVE AHÍ?


Hace años que la casa de Juan está vacía, Es una casa grandísima, casi ocupa la mitad de mi calle. Tiene tres plantas y grandes ventanales con unas gruesas cortinas aterciopeladas de color rojo. En el balcón principal del segundo piso, se encuentra  un gran cartel de color naranja donde pone ``Se vende", acompañado con un número de teléfono bastante extraño, puesto que no conozco nigún número de teléfono que empiece por el 4.
Según cuentan personas que han llegado a entrar en ella, la decoración y  mobiliario  son del siglo xv. La casa tiene unas largas escaleras en forma de caracol  cuyos peldaños, cuando los pisas, suenan como si un millón de grillos chillasen a la vez,pero solo son rumores porque la gente habla mucho. También oí una conversación de la vecina del quinto con mi madre y le contó que su sobrino compró la casa y que al poco tiempo toda la familia murió de manera inesperada, aunque creer a una vieja con cerca de 90 años cuesta. 

 Hacía años que no me interesaba por esa casa. Tenia mejores cosas que hacer, aunque siempre pensé que algo de misterio tenía. Nadie llamaba a su timbre, no echaban cartas en el buzón, y todo esto cuando aún vivía gente en ella. Ahora está vacía o, por lo menos, eso pensaba hasta que la otra noche, a eso de la 12, me desperté y en uno de los balcones de la segunda planta vi un destello  de luz muy leve, puesto que  las gordas cortinas me impedía ver la luz en su totalidad y no me dejaban ver quién había tras las cortinas,cosa  que volvió a despertar mi curiosidad por ella. Le conté todo a mis mejores amigos Marcos y Carmen, dos chicos muy extrovertidos y sin miedo a casi nada. Ellos me dijeron que era imposible, que esa casa estaba abandonada hacía años.
 Pasaron dos semanas y no volví a ver nada extraño,  así que me olvidé del tema. Mi madre me avisó de que se iría de viaje unos días. No dudé en llamar a Marcos y Carmen para que durmieran esos días en mi casa, pues mamá no estaba. Me desvelé como de costumbre y volví a ver la luz, esta vez en unas de las ventanas de la tercera  planta. Llamé rápidamente a mis amigos y les enseñé que lo  que yo vi había sido verdad. Ellos, boquiabiertos, decidieron llamarar a la puerta para ver quien abría. Yo no estaba muy convencido, pero la curiosidad se apoderaba de mí, por lo que también acepté. Marcos llamó  y la campana sonó tan fuerte que parecía que había caído una bomba. Todo esto sucedió sobre las 1 y media de la noche. La luz se apagó y nada pasó, pero justo cuando estábamos apunto de darnos la vuelta, la puerta se abrió sola. Marcos, haciéndose el valiente, entró. Carmen y yo le seguimos. Todo estaba oscuro y gracias a la poca luz que entraba por el exterior pudimos ver donde se encontraba el interruptor ,y le dimos. La casa se encendió y lo que nuestros ojos vieron fue espectacular: un decorado del s.xv. La gente tenia razón.De repente, hubo un apagón y la casa volvió a quedar a oscuras. Me acerqué a darle de nuevo al interruptor y, cuando la luz volvió, me encontraba solo, conmigo no había nadie. El miedo me paralizó, quería correr, pero mis piernas no me lo permitieron y caí al suelo. 

Cuando desperté eran las 12 de la mañana y pensé que todo había sido una pesadilla , sin embargo  no fue así, pues me encontraba en en el sillón del gran salón de la casa. Intenté huir, pero me era imposible. Todo estaba cerrado, así que retiré las cortinas y permití que la luz de la mañana entrara por esos ventanales. Rápidamente, me dispuse a buscar a mis amigos y empecé por la parte de abajo. Allí me encontré con un patio enorme con muchas estatuas y cada una de ellas con una fecha. Me llamó la atención una en especial, la de un hombre llamado Juan y con la fecha de 2010 fecha en la que Juan se marchó de esa casa. Mis amigos no estaban allí. Subí a la segunda planta y entré en una de las 4 habitaciones que había. Abrí un cajón y me encontré con un montón de cartas, pero no me podía entretener en leerlas tenia que encontrar a Marcos y a Carmen. Escuché un ruido que provenía de la tercera planta. Me armé de valor y subí. Marcos y Carmen se había convertido en estatuas.

 La noche llegó y seguía buscando una salida porque ya no hacía nada ahí. De pronto, una ráfaga de aire me dio en la nuca, me giré hacia atrás y había una ventana abierta por donde logré escapar. 

A  la mañana siguiente, asomado a la venta y lleno de miedos y curiosidades, vi en la ventana de la casa a un hombre alto delgado todo vestido de negro y riendo fuertemente. Actualmente me he mudado de la  casa y ahora estoy a las afuera de la ciudad, pero el otro día paseando me pareció ver a aquel hombre de negro. Entonces entendí que ese hombre necesitaba vidas de otras personas para poder ser una persona inmortal. 

Ahora, millones de preguntas rondan por mi cabeza:  ¿qué habrá sido de Marcos y Carmen ? ¿ Por qué no fui convertido en estatua ? ¿ Qué esconde realmente esa casa ?

                                                                                                        
                                                                                                                        Salvador Mafe Matín

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