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sábado, 29 de junio de 2013

Verdugo de la muerte.

Estoy solo en casa: mis padres están de viaje y mi hermano mayor se fue a trabajar. Me he levantado a las 2 de la tarde. Hay algo que va mal, no sé exactamente el qué, quizá sea la resaca del día anterior o que había demasiado silencio. Los perros del vecino no ladraban, algo que me extraña porque los llevo escuchando desde que nací. Me asomé a la calle y todo estaba demasiado tranquilo,no veía a nadie y no escuchaba ningún tipo de vehículo. Es como si todos se hubieran marchado. Encendí la televisión y entonces es cuando tuve la peor sensación del mundo. Todos los canales hablaban de una especie de pandemia parecida a la rabia, por lo que debíamos ir hacia refugios seguros.

Estuve una hora entera viendo las noticias, donde decían que debíamos irnos hacia el norte. La gente se refugiaría en una especie de campo de refugiados. Pero no me podía ir. Tenía que esperar a mis padres y a mi hermano, esperarlos en casa. Y eso fue lo que hice. Cerré las persianas y eché el cerrojo a la puerta que daba a la calle. Eché un vistazo a la nevera y a la despensa. Tengo comida suficiente para un mes. Fui al garaje a portodo tipo de recipientes y los empecé a llenar de agua. Una vez  aseguré la casa y provisiones, seguí mirando la televisión. Todas las cadenas hablaban de lo mismo. Incluso una hablaba del apocalipsis, el día del juicio final había llegado. Tonterías, pensé. No creo en Dios y mucho menos en el apocalipsis.

 De la tele no saqué nada, así que me propuse a llamar a mi hermano o a mis padres. El teléfono daba señal, pero no podía hacer ninguna llamada, pues las líneas estaban saturadas. Luego me quedé  pensando en esa enfermedad y en mi familia. Cuando, por fin, pusieron algo útil en la tele. Se decía  que los servicios como la luz, el agua, la línea telefónica y la televisión estarían poco tiempo funcionando. Que aguantarían todo el tiempo que pudiesen. Dieron bastantes explicaciones sobre la enfermedad. No podía creer ninguna de las palabras de ese locutor, pues hablaba de zombies: "La gente resucita una vez muerta". En ese momento un escalofrío  recorrió mi cuerpo. Soy un fanático del mundo de los muertos vivientes. ¿Estaría psicológicamente preparado?

 Ya era tarde y aún quedaba algo de luz natural. Fui a buscar la batería del ordenador portátil y la cargué al máximo. Tiene una duración de 24 horas, son pocas pero valiosas y muy útiles. Mi hermano aún no llegó de trabajar. Me preocupo bastante por él, pero sé que sabrá arreglárselas solo y ,si no viene, será por una buena razón. Fui a darme una buena ducha para despejarme las ideas. Luego me dispuse a relajarme con el ordenador. Puse música a poco volumen y buscaba información en Internet sobre el estado de las ciudades y el mundo en general. Todo se habían vuelto locos y la locura solo lleva a más locura. No todo el mundo se había ido de sus casas, muchos se quedaron. No era el único después de todo. Todos habían hecho lo que yo y todos creemos que lo más seguro es quedarnos aquí y no ir a los refugios llenos de gente.


Ya hace 2 días que no recibo señal alguna de vida. Ya cortaron el agua; la electricidad viene y va, y la línea telefónica está dando muchos problemas. He estado subiendo a la azotea a observar todos estos días con mis prismáticos.Solo se ven incendios, coches y casas abandonadas. Aún estoy bien, en mi casa aún tengo suficientes reservas de recursos. He estado aprovechando mis conocimientos de guerra. Supongo que ser un aficionado al género bélico me servirá para algo después de todo. He fabricado un sistema de alarma sencillo con un hilo de pescar que simplemente hará que el timbre de la casa suene, simple pero efectivo. He hecho unas cuantas granadas de humo con papel de aluminio y pelotas de ping pong. La verdad es que no son duraderas y no producen suficiente humo, pero es mejor que nada para dar señales de vida. He reunido todas las armas que he ido coleccionando, espadas, cuchillos tácticos, katanas... También dispongo de armas de fuego, pero están inutilizadas. En este país no se permite tener armas de fuego, menudos idiotas. He estado pensando en ir a buscar algo útil en los comercios cercanos, aunque eso sería en caso de extrema necesidad. No puedo estar aquí para siempre después de todo. Pero no quiero abandonar este lugar. He crecido en él. Si la quiero mantener mi vida, supongo que lo mejor será irse.

 Mañana me instalaré en la parte de la casa que da al  jardín y cerraré por completo la parte principal de la misma. Si todo lo que dicen es cierto, y si son zombies, lo mejor será estar oculto. gente. Por lo demás, seguiré con lo planeado hoy y reuniré todo lo posible para sobrevivir incluyendo mis pertenencias de airsoft y todo lo que me pueda ser útiles. Todavía son las 8 de la tarde y, joder, por fin he visto algo interesante. Era un maldito avión no tripulado para rastreo.  No era español, sino un maldito drone americano, como de los que hablaban las noticias cuando  atacaban Pakistán. No parecía que rastreara nada, volaba directamente dirección norte...

Ya son las 11 de la noche. He escuchado varias explosiones. Luego se fue la electricidad. Observé desde donde se oían, pero no vi nada. Puede que estar tanto tiempo sin ver a nadie me esté volviendo loco. Será mejor que me vaya a dormir.

Ya es de día y no he vuelto a escuchar nada, como planeé, mei traslado a esta parte de la casa ha sido acertado y  me ha quedado muy confortable: digna de un superviviente. He estado pensando en hacer una escapada por el barrio no muy lejos de aquí. Supermercados, ferreterías, farmacias... Puedo encontrar muchas cosas útiles, pero aún no lo haré, será mañana o pasado, aún no estoy preparado. He estado practicando con mis armas blancas. Con lo que mejor me manejo es con la espada vikinga, pero necesitaré algo con un poco más de distancia si me encuentro con algo indeseable. Fabricaré un pequeño lanzallamas con un fumigador lleno de gasolina y un mechero. Es increíble lo fácil que uno se puede fabricar armas con pocos recursos. Usaré toda mi ropa militar de camuflaje de noche. Me llevaré una mochila táctica de 10 litros montada al chaleco táctico. También unos guantes anticorte y mi máscara de gas m10. Una vez preparado todo, me puse música bebiendo alguna bebida con alcohol.   Jugando al solitario así mantendré la autoestima alta, supongo...

Esta mañana he sentido la soledad más abrumadora que un hombre puede sentir… un silencio absoluto. Viendo solo el amanecer, preparándome mental y psicológicamente para lo que estaba a punto de hacer. Desde lo del avión no he visto ningún rastro más de vida humana, al menos, viva. Los pensamientos me están bloqueando. Temo volcarme a la locura, pero puede que ya lo haya  hecho. Pensando en el aprecio de cosas de una vida anterio que para mí era insignificantes: tirar la basura, comprar el pan, o salir con la bicicleta. Como lo echo de menos. Pensamientos cercanos pero a la vez tan lejanos. Mejor no pensar en ello, ya que solo consigo deprimirme más aún.

He estado preparando todo lo necesario para mi escapada. , pues, si tengo que salir corriendo, mejor ir ligero de peso. Llevaré pocas cosas: el lanzallamas improvisado con 2 litros de gasolina, la máscara de gas y la mochila más la indumentaria que lleve. Cogí mi improvisada lanza y unas bombas de humo y me dispuse a cruzar las murallas que separan el jardín y la calle. El panorama se presenta  tranquilo, no hay señales de vida de ningún tipo salvo varias aves volando despreocupadamente.

Mi plan consiste en ir a por los recursos de primera necesidad, comida y agua. Comencé a caminar dirección al supermercado. Las calles estaban tan solitarias como imaginé, ni siquiera divisaba un maldito coche. Al doblar la esquina, todo seguía igual hasta que vi una gigantesca mancha de sangre saliendo de una casa pequeña. Fuera lo que fuera lo que estaba sangrando ya no está, comencé a moverme en silencio más por miedo que por precaución. Al llegar al supermercado, la puerta principal estaba con la verja echada, así que tuve que ir por la entrada de camiones. La gracia es que no había ninguno. La puerta estaba cerrada con llave, pero la pude derribar de una patada. Algo que siempre quise hacer, no creo que un cerebro putrefacto imagine cómo se ha producido ese ruido. Todo estaba tranquilo y oscuro. La única luz que entraba era la que pasaba a través de la verga de la puerta principal. Lo que me extraña es que la tienda esté sin saquear o algo peor. Fui primero a la sección de conservas. Llené algo menos de la mitad de la mochila con diversas latas de carne y verduras. A continuación, me abastecí de  líquidos; más bien solo agua, la suficiente para varios días. Cuando me dispuse a ir a la sección de antibióticos vi a una persona de pie mirándome fijamente. Joder, le faltaba la mitad de la pierna izquierda y tenía la boca llena de sangre. Poco a poco se acercaba a mí. No sabía qué hacer. Retrocedí hasta que se puso más o menos a trotar. No podía ir muy lejos, así que opté por la opción que todo fanático de las películas haría: clavarle la lanza en la cuenca del ojo. Se mantuvo erguido hasta que saqué la lanza ya cubierta de sangre de zombi. Luego se desplomó como un maldito árbol cortado. Luego vi a más de ellos en la verja principal golpeándola con todo su cuerpo. Corrí a por los medicamentos. Me llevé ibuprofeno, vendajes y desinfectante, y volví por donde había venido. Miré por lo alto de la muralla y divisé a tres en la verja y a dos más que se acercaban hacia ella. Lancé con provisiones en primer lugar y luego yo con el lanzallamas en mano. Al caer, me di cuenta de que tenía uno justo detrás que no había visto. Me levanté enseguida y me puse a correr todo lo que pude. Por suerte para mí, no son muy rápidos.

 No podía ir a mi casa, ya que los atraería  allí, así que corrí en dirección contraria, por otra calle que lleva hasta la carretera principal, donde recordé que había un surco. Seguí corriendo, nada me lo impidió, no  se me interpuso ningún zombie. Al llegar, salteé al interior del surco. Tal y como esperaba se quedaron bien atrapados en ese agujero. Me coloqué el lanzallamas y los rocié a todos con gasolina y les prendí fuego.

Me dispongo a volver a mi casa a soltar provisiones y a pensar qué hacer durante el resto del día, ya que apenas son las 2 de la tarde. Regresé, solté provisiones y tomé conciencia sobre lo que acababa de hacer. Miré a la calle y ninguno me siguió. Saqué las provisiones y me puse a racionarlas por días. Luego me conecté el mp3 e hice unos ejercicios de relajación, pues la actividad de hoy ha sido abrumadora. Será mejor que me despeje un poco.


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